Tanto los guisantes como el jamón son dos componentes que no deberían faltar en una dieta mediterránea.

Los guisantes aportan menos calorías que otras legumbres de su familia como son las lentejas por ejemplo, y son una gran fuente de proteínas.

El jamón por su parte, aporta un gran número de vitaminas necesarias para evitar el cansancio, la falta de apetito o la debilitación del sistema inmunológico.

Y sus propiedades se ven mejoradas si la calidad del jamón es superior, como los productos de nuestra tienda (Ovipor.es).

Se suele decir que el jamón engorda, por su alto contenido en grasas. Sin embargo, hay que destacar que dichas grasas son monoinsaturadas, lo que ayuda a reponer el colesterol “bueno” y a evitar el “malo”. No tienen nada que ver con las grasas saturadas de otros productos alimenticios, por lo que puedes estar tranquilo con el jamón.

De igual modo, la sal que contiene el jamón suele ser tema tabú entre la población. No obstante, no es algo que deba preocuparte si lo comparamos con otros alimentos. De hecho, se ha demostrado que puede incluso bajar la presión arterial y reducir los problemas de coagulación en sangre. Eso sí, no se recomienda su consumición por encima de los 100 gramos diarios.

Con todas estas características, un buen plato de guisantes con jamón es el complemento perfecto de tu dieta.

Vamos con la elaboración de esta receta.